Por Alejandra Zamudio.
México se encuentra en primer lugar de
obesidad infantil, los números señalan que de cada diez niños siete son obesos,
entre los 5 y 12 años. Por otro lado, debido a los modelos de belleza que nos
presenta la mercadotecnia y el contacto frecuente que mantienen los niños de
preescolar hasta secundaria, se les acosa y discrimina por su apariencia
física, ya que el cuerpo es lo más visible en una persona. Por consiguiente, se
considera que la obesidad infantil y el bullying mantienen una relación
directa.
Esto se debe a la poca tolerancia que
se tiene de lo diferente, ya que el estereotipo te exige una talla, una medida
y hasta una raza social, por ejemplo. Si el niño muestra “características
diferentes” a lo determinado, una dificultad de aprendizaje o inmovilidad en su
persona, son causas que conllevan al bullying.
Algunos casos de bullying se presentan
desde preescolar, pero se acentúan en primaria y secundaria. En los niños es
más fácil identificarlo por las características que presentan, cuando no quiere
levantarse de la cama, da pretextos para no asistir a la escuela, se vuelve
rebelde sólo en ese caso o se enferma sin razón aparente.
En el comportamiento social, se aíslan
y dejan de hacer actividades que le gustan a pesar de motivarlo, se apegan a
los padres para sentirse sobreprotegidos o se vuelven miedosos. Muestran una
regresión en su desarrollo, por ejemplo algunos niños se orinan a la edad de 6
años.
La repercusión en la edad adulta de
los niños obesos que sufrieron bullying, es evidente a nivel personal, son
inseguros, con autoestima baja y sienten que no son merecedoras de ser queridos
y en sus relaciones sociales, corren el riesgo de reproducir el maltrato vivido
en la infancia.
Por último, la recomendación a los maestros
de educación básica es que pongan mucha atención a los comentarios que digan
los niños, por muy banales que sean sus acusaciones, ya que en nuestro país, la
omisión a estas quejas llegan a graves consecuencias.
A los padres, mantenerse alerta a
cualquier cambio de ánimo de los hijos, aun más cuando los niños dejen de hacer
cosas que le agraden, formar con ellos una buena comunicación y crear un lazo fuerte
de confianza, en caso de mostrar señales en el bajo rendimiento académico,
consultarlo de manera personal y tener una relación directa con las docentes de
sus hijos.
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