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martes, 15 de septiembre de 2015

LA OBESIDAD INFANTIL MANTIENE UNA RELACIÓN DIRECTA CON EL BULLYNG

Por Alejandra Zamudio.

México se encuentra en primer lugar de obesidad infantil, los números señalan que de cada diez niños siete son obesos, entre los 5 y 12 años. Por otro lado, debido a los modelos de belleza que nos presenta la mercadotecnia y el contacto frecuente que mantienen los niños de preescolar hasta secundaria, se les acosa y discrimina por su apariencia física, ya que el cuerpo es lo más visible en una persona. Por consiguiente, se considera que la obesidad infantil y el bullying mantienen una relación directa.

Esto se debe a la poca tolerancia que se tiene de lo diferente, ya que el estereotipo te exige una talla, una medida y hasta una raza social, por ejemplo. Si el niño muestra “características diferentes” a lo determinado, una dificultad de aprendizaje o inmovilidad en su persona, son causas que conllevan al bullying.

Algunos casos de bullying se presentan desde preescolar, pero se acentúan en primaria y secundaria. En los niños es más fácil identificarlo por las características que presentan, cuando no quiere levantarse de la cama, da pretextos para no asistir a la escuela, se vuelve rebelde sólo en ese caso o se enferma sin razón aparente.



En el comportamiento social, se aíslan y dejan de hacer actividades que le gustan a pesar de motivarlo, se apegan a los padres para sentirse sobreprotegidos o se vuelven miedosos. Muestran una regresión en su desarrollo, por ejemplo algunos niños se orinan a la edad de 6 años.

La repercusión en la edad adulta de los niños obesos que sufrieron bullying, es evidente a nivel personal, son inseguros, con autoestima baja y sienten que no son merecedoras de ser queridos y en sus relaciones sociales, corren el riesgo de reproducir el maltrato vivido en la infancia.


Por último, la recomendación a los maestros de educación básica es que pongan mucha atención a los comentarios que digan los niños, por muy banales que sean sus acusaciones, ya que en nuestro país, la omisión a estas quejas llegan a graves consecuencias.

A los padres, mantenerse alerta a cualquier cambio de ánimo de los hijos, aun más cuando los niños dejen de hacer cosas que le agraden, formar con ellos una buena comunicación y crear un lazo fuerte de confianza, en caso de mostrar señales en el bajo rendimiento académico, consultarlo de manera personal y tener una relación directa con las docentes de sus hijos.


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