Por Alejandra Zamudio.
En esta temporada de
lluvias la piel es una tela muy recurrente, por su tipo de tejido, su
durabilidad y su protección en el cuerpo para estos casos, pero la realidad es
contraria a lo que piensa la gente. “Pocas personas saben que es una tela
delicada, unas gotas de agua pueden manchar la piel y dañarla”.
La mayoría de las personas toman la piel como una
tela resistente y lo es, con un cuidado adecuado para su durabilidad y para
ello ya existen cremas para proteger esta tela. Generalmente los compradores
que hacen su pedido a los fabricantes de la piel, piden que se las manden “bien
acabadas” es decir, con repelente parcial para las lluvias.
Hay dos tipos de repelente, el parcial es aquél
que está en las gabardinas, abrigos, algunos gorros o zapatos, entre otros.
Cumple la función de “resistir lluvias ligeras por tiempos cortos, esto quiere
decir que son eficientes cuando nos protegen de la oficina al estacionamiento,
de la casa a la tienda, distancias cortas y cotidianas, por ejemplo”.
Y el repelente total o industrial es aquél que utilizan
para telas de uso rudo como las
lonas, casas de acampar, veleros, capotes de los automóviles, entre otros.
Puede resistir lluvias torrenciales, fuertes vientos y exposición solar. “Sería
importante que el consumidor sepa estas condiciones para que prolongue la
durabilidad de su ropa o accesorios”.
Otra tela de esta temporada
otoño-invierno es la lana, que es un tipo de tejido que guarda muy bien el
calor para esta época del año, que también va acorde para la ciudad en la que
vivimos. Pero como es una tela pesada y con riesgo a encoger al lavarla, muchas
veces es sustituida por las telas acrílicas (sintéticas). Éstas son muy
ligeras, brillantes y térmicas, ideales para las personas que les gusta
abrigarse bien sin cargar mucho.
Por último los abrigos de
lana, acrílicos y pieles con tejidos de punto, cubismo y modernista, son las
tendencias totalmente rebuscadas que se verán esta temporada. La tendencia
moderna serán las telas tridimensionales, brillantes pero sin figuras geométricas
ni colores llamativos, abundarán los colores terrosos: cafés en diferentes
tonos, amarillo mostaza, marrones (rojizos-naranja), azules intensos, verdes
olivos o intensos y grises, también los colores básicos blanco y negro, pero
“no se puede vestir totalmente de blanco o sólo de negro, estos dos son para
combinar o llevar en accesorio exclusivamente”.
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